— La negra que me crió — La vida entera he de acordarme de la negra que me crió: sus dulces ojos compasivos inclinados sobre el fogón, el gordo seno que me daba, y el delantal de calicó. Reía con risa de melaza y enseñaba los dientes de arroz; mi niñz halló asilo en su falda como en un nido de algodón. Allá en la adea calcinada (alguna cabra y mucho sol) era la negra sombra grata: ceiba de tronco amparador. Aún la recuerdo, la cabeza envuelta en rojo pañolón, paseando su aire de tortuga de la cocina al comedor. De noche el sueño me rendía bajo la magia de su voz, o sus cuentos de aparecidos despabilaban mi terror. Pasó de una vida a la otra. No recuerdo cómo pasó. La encontraron acurrucada como un perro, contra un rincón. Todo el día estuve llorando a la negra que me crió, temiendo siempre que dijera al ver mi llanto en el salón, con su pastoza voz de madre: –¡Niño, por Dioj!... Vicente Palés Matos nació en Guayama en el año 1903 |
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